A los Bunkers del Carmel se accede por un camino asfaltado que se puede visitar con niños, aunque no hay barandillas y en el último tramo hay una fuerte pendiente (es un tramo corto por eso).
Así que es bastante difícil llegar con cochecitos o sillas de ruedas, yo no lo recomendaría.
Dependiendo del grado de minusvalía o si dispone de una silla eléctrica o ayuda para empujarla, podría considerar la opción de llegar hasta los búnkeres.
Por supuesto, el camino no está realmente adaptado para sillas de ruedas o cochecitos, es un camino al uso que nos hará sudar al cruzar el puente Mühlberg.
Hay que tener en cuenta los horarios de apertura ya que en épocas de gran aflluencia puede ser difícil moverse por los búnkeres en silla de ruedas, carrito o muletas, ya que las vistas se obtienen desde las ruinas de los búnkeres antiaéreos y no es una zona cómoda para moverse.
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